El trabajo monográfico es un texto expositivo de gran extensión, que el autor escribe para demostrar sus conocimientos acerca de un tema concreto. Por eso, un trabajo monográfico siempre debe estar bien redactado, documentado y presentado.
Este tipo de textos nace como resultado de una investigación intelectual, que puede referirse a cualquier temática (ya sea histórica, de las ciencias naturales, etc.). Las monografías pueden ser escritas por estudiantes a pedido de un docente, que después se encargará de calificar el trabajo.
Por otra parte, el trabajo monográfico también puede presentar nuevas hipótesis para que sean debatidas o analizadas por los miembros de una comunidad científica. En este sentido, es importante que se incluyan todos los datos necesarios y en un orden coherente, de modo que puedan ser contrastados por los especialistas o por aquel que lo desee.
Aún antes de comenzar a escribir, el autor de una monografía debe cumplir con una serie de pasos. Lo primero es elegir el tema a tratar y realizar un recorte, ya que, por lo general, no puede tratarse una temática en su totalidad con profundidad. Una vez definido el tema, se debe buscar el material de referencia (las fuentes a las que acudirá el autor).
En este momento del proceso, hay quienes recomiendan realizar un fichaje, que es una técnica utilizada por los investigadores para recolectar y almacenar información. Las fichas pueden ser de resumen (contienen el resumen de un libro completo o de una parte de él), de síntesis (sintetizan algún texto) o de citas (con afirmaciones textuales).
Por último, antes de comenzar a redactar la monografía propiamente dicha, es recomendable realizar un esquema o esbozo que servirá como ayuda durante la redacción.
La redacción definitiva y la presentación tendrán que incluir una carátula, la introducción, el desarrollo o cuerpo del trabajo, la conclusión, las notas y citas, el índice y la bibliografía utilizada.
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