¿A qué llamamos apócope y en qué situaciones podemos usarla?
Algunos recursos de nuestra lengua estamos usándolos todo el tiempo pero no somos del todo conscientes de hacerlo. Repasar la teoría no viene nada mal para poder explicar por qué hablamos como hablamos.
Hoy te traigo un nuevo texto para nuestro Taller Literario. En esta ocasión vamos a repasar la idea de «apócope», cuándo se usa y por qué.
Aprovecho para invitarte a visitar nuestra sección Taller, donde encontrarás una gran variedad de artículos relacionados con el buen uso de nuestra lengua.
Empezamos definiendo
Lo primero que vamos a hacer es definir el concepto de «apócope», ¿qué significa? Se conoce con el término «apócope» al cambio fonético que se da en una sílaba cuando estando al final de una palabra pierde su fonema. Es decir , una forma corta que adquieren las palabras cuando se les quitan letras o sílabas. Se pueden apocopar adjetivos, sustantivos, adverbios y también ciertos determinantes.
Así define el concepto el diccionario de la Real Academia española.
Cabe mencionar que se trata de un término de género femenino, «la apócope», cuyo significado está vinculado a una raíz de origen griego que da la idea de «cortar»:
Existen dos tipos de apócopes. Una que se posiciona al comienzo de las palabras, que se llama aféresis (elimina sonidos al comienzo de la palabra) y la que se ubica en el medio, síncopa (la pérdida de sonido tiene lugar en el medio de la palabra). No obstante, el más común es este último, y de este tipo son los ejemplos que te mostramos en este artículo.
Según el tipo de palabra
Algunas palabras tienen su forma completa y su forma corta (apocopada). A continuación vamos a ver algunas de las más comunes, que solemos utilizar con cierta asiduidad sin prestar tanta atención a las reglas ortográficas. ¿Las vemos juntos?
Adjetivos
Algunos adjetivos en español se apocopan cuando se anteponen a un nombre, pero no así cuando lo siguen. Tenemos el caso de «bueno» y «grande», que se acortan en las formas «buen» y «gran». Es importante recordar que no deben apocoparse cuando van después del sustantivo al que modifican. Dejamos un ejemplo de cada caso.
Adverbios
El caso más común de adverbios apocopados es el del término «mucho» y «tanto» que se apocopan en las formas «muy» y «tan». Es importante recordar que este acortamiento se da cuando van acompañando a adjetivos y otros adverbios, pero no ante una forma verbal.
Otro adverbio que puede apocoparse es «reciente», cuya forma corta es «recién».
Sustantivos
Muchos sustantivos también pueden apocoparse. En este caso, dicho acortamiento se emplea para darle un tono amigable a dichos conceptos en un contexto coloquial. Por ejemplo, decimos «la secu» (la secundaria), «el cole» (el colegio), «la bici» (la bicicleta). Cuando la apócope se realiza sobre nombres propios recibe el nombre de hipocorismo. Así, decimos «Bea» en lugar de «Beatriz», «Edu» en lugar de «Eduardo», «Guille» para «Guillermo» y «Andi» para «Andrés» o «Andrea».
Hay una curiosidad lingüística en torno a la apócope, que no viene mal señalarla. En el español de la Edad Media las palabras terminadas en «e» después de consonantes como «d», «l», «n», «r», «z» solían apocoparse. No obstante, se estima que era un uso raro, en ciertos dialectos. En la actualidad se ha eliminado de la lengua.
Y hasta aquí, nuestro repaso de hoy. ¿Te ha quedado claro a qué llamamos apócope y cuándo es correcto (y cuándo no) usarlo? ¡Ojalá que así sea! No dejes de visitar nuestro Taller Literario para descubrir más consejos ortográficos y gramaticales.
Comentarios1
Gracias, Tés
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