En esta nueva entrega del Taller Literario he querido centrarme en el uso de las comas en el vocativo. A simple vista no demostramos tener gran dificultad a la hora de usar esta diminuta mancha de tinta en la escritura, pero basta asomarse al teléfono o al ordenador para descubrir que hasta los más académicos tienen problemas para usarla. Tanto es así que muchas veces la coma sobra en los titulares de las noticias, cambiando, evidentemente, el sentido de dichas frases.
¡Atención con este elemento de la oración!
La función del vocativo
En español el vocativo es el nombre que reciben aquellas palabras que se utilizan para dirigirse a otra persona, ya sea invocándola, llamándola o simplemente nombrándola. El uso más común es el nombre de aquel con quien estamos conversando para enfatizar que nos estamos dirigiendo directamente a él. En ocasiones el vocativo no va representado por el nombre o apodo de la persona sino por el título, la profesión o la posición familiar o social; por ejemplo, padre, amigo, doctor, duque.
Uno de los errores más comunes que se cometen en español es el olvido de esta coma. De este modo, el mensaje no se presenta del todo claro. Del mismo modo, el uso de la coma antes de cualquier nombre no es válido porque dicho nombre no ejerce la función de vocativo si el hablante no se dirige a esa persona; es decir, no basta la mención de un nombre en la oración para convertirse en vocativo.
El lugar del vocativo en la oración puede variar. Generalmente va al inicio o al final de la oración, pero también puede ir en el medio. Siempre va separado del resto del enunciado con comas, a excepción de que coincida con otro signo con jerarquía mayor, como el punto o el punto y coma. Tenemos aquí tres ejemplos de vocativos.
El vocativo, a veces, se forma con varias palabras que forman un nombre. Como podemos ver en los siguientes ejemplos.
El vocativo también puede utilizarse para generar un énfasis particular en la frase. En ese sentido, puede servirnos para expresar disconformidad con la persona a la que nos dirigimos. En esos casos, se suele usar el adverbio «so» como refuerzo.
Estos son los casos más importantes de vocativos, en los cuales siempre debe emplearse la coma. Recordarlo a la hora de crear titulares o enviar mensajes a nuestros amigos, puede salvarnos de numerosos malentendidos.
Otras comas que importan
En otros casos las comas también son importantes; por ejemplo, en las enumeraciones, en los encabezamientos de las cartas.
En las oraciones causales también se nos presentan ciertas dificultades con la coma. Por ejemplo, en aquellas en las que aparece un adjetivo modificando al sujeto que realiza la acción. En estos casos, una coma mal puesta puede cambiar el significado de lo que queremos decir. Véase este ejemplo de Fundéu con su respectiva explicación.
Algunas coman no son obligatorias; sin embargo, con ellas no se cumple esa premisa de «más vale que sobren que que falten» porque una coma mal puesta puede modificar considerablemente el sentido de una frase, incluso invirtiéndolo completamente.
En ocasiones, un error así de ínfimo puede pasar como un simple fallo de atención, pero a veces puede convertirse en un insulto, como lo ha recogido en este artículo de Verne Jaime Rubio Hancock. En el ejemplo la coma cambia rotundamente el sentido de la frase, y un simple dato se convierte en una orden.
Existen otros numerosos casos en los que la coma es fundamental, pero vamos a quedarnos con éstos que son los más comunes y los más difíciles de recordar.
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