Hoy volvemos con otro artículo para nuestro Taller Literario. Una vez más te invito a pasarte por la Web del Español Urgente, donde hacen pie todos estos textos. También estás invitado a visitar nuestra sección «Taller», en la que reunimos todos los aportes que humildemente hacemos para una mejor comprensión y uso de nuestro idioma.
Femeninos aceptados
Cuando deseamos referirnos a un elemento femenino dentro de un colectivo mixto es adecuado mezclar los géneros. A simple vista puede resultar incorrecto, debido a que no se cumple con la norma de concordancia de género entre los elementos, sin embargo, como sí tenemos una concordancia de sentido, entonces es perfectamente válido. De este modo podemos expresar con acierto que se trata de un elemento femenino dentro de un conjunto mixto, tal como vemos en el siguiente ejemplo:
Es muy común que este tipo de construcciones generen controversia, debido a que si prestamos atención a la concordancia de las géneros no podemos representar en nuestra oración el sentido que queremos. Debemos tener en cuenta que son construcciones raras en español, que se encuentran dentro de las denominadas partitivas (un cuantificador que designa la parte y otro que se refiere al todo) y que se forman con dos elementos relacionados, en el que uno de ellos forma parte del otro. Estas construcciones deben respetar la concordancia de género a menos que el segundo elemento sea un colectivo mixto (formado por una parte femenina y otra masculina).
En ocasiones el respeto de la concordancia de género rompe con el sentido que se desea expresar. Tenemos así tres variantes de la misma frase con sus respectivos sentidos.
En este caso el referente del sujeto es femenino pero en la oración el masculino funciona como genérico (hace referencia a ambos sexos) y respetan la concordancia entre sí. El sentido es que Virtudes tiene una posición de privilegio dentro de ese colectivo mixto.
Aquí tenemos también una oración en la que se respeta la concordancia entre los elementos. En lo que respecta al sentido puede ser que Virtudes sea la mejor en un grupo formado únicamente por mujeres o que, se trate de un colectivo mixto, y Virtudes sea una de las mujeres más capaces de la clase, sin que eso signifique que la comparación se establezca entre los alumnos de ambos sexos.
Y aquí tenemos un caso en el que se rompe la concordancia de género entre los elementos para otorgarle un nuevo sentido a la frase. En esta frase se deja en evidencia que Virtudes es una de las personas más brillantes de la clase en total, formada por hombres y mujeres.
Este tercer caso, que es con el que hemos comenzado este artículo se apoya en la concordancia por el sentido y aunque la Gramática la presenta como una fórmula «forzada», la acepta, es decir, no la censura; por tanto, es absolutamente válido su uso. Los casos más frecuentes en los que podemos encontrarla es en oraciones en las que nos permita identificar el sexo del individuo del que se está hablando, sobre todo en esos casos en los que no puede deducirse por el nombre, como en el siguiente ejemplo:
Femeninos en las profesiones
Y siguiendo con los femeninos, vamos a señalar algunas profesiones que tienen su forma propia de denominación y que no siempre se respeta en artículos de prensa.
Hay que señalar que aunque a simple vista resulte sencilla la formación de femeninos de las profesiones, no es para nada una cuestión menor. Si bien tenemos reglas claras que pueden ayudarnos, no siempre se aplican puesto que entran en juego consideraciones de tipo culturales o sociales que escapan a las necesidades y normas de la lingüística.
En la norma básica encontramos que los masculinos que terminan en vocal -o reemplazan esta letra por -a para pasar al femenino. Sin embargo, en casos como «médico», «piloto» y «perito» en los que en teoría deberíamos regirnos por esta regla, los hablantes dudamos. Y es que teniendo en cuenta el entorno, algunos femeninos se malinterpretan y se prefiere que sean reemplazados por otros para evitar un sentido incorrecto a nuestra oración.
La norma dice también que los sustantivos que terminan en la vocal -e comparten género, lo cual significa que son idénticos tanto en su forma femenina como masculina. Lo mismo ocurre con los terminados en -ante y -ente, y en -i, -u, -ar, -er, -ir, -ur, -l, -z. En todos estos casos, entonces, para entender el sexo del profesional tendremos que guiarnos por los artículos determinantes y los adjetivos, como por ejemplo «la dibujante».
En el caso de los sustantivos terminados en -or, -n y -s, forman su femenino agregando una letra -a al final. Como ocurre en sustantivos como «diosa».
Ahora bien, aunque estas terminaciones muestren adecuado que el femenino y el masculino compartan palabra, es normal que con el correr del tiempo y el asentamiento de las palabras se creen voces específicas para cada género, como ocurre con el término «juez» que anteriormente era genérico pero ahora se considera masculina, y cuya forma femenina es «jueza». En estos casos, no obstante, usar la voz que antes era genérica como femenino no es incorrecto, aunque se prefiere la nueva voz para mayor claridad en la comunicación.
Existen también otras excepciones pero por hoy lo dejaremos aquí. Espero que te hayan servido estos apuntes. No dejes de pasar por nuestro Taller Literario para descubrir más artículos sobre lenguaje.
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