Hoy toca un nuevo texto sobre lenguaje. Y en esta oportunidad voy a centrarme en una palabra muy bonita: feminismo. Pese a que todos sabemos que su significado no es opuesto al de machismo, no son pocos los casos en los que aparece funcionando como antónimo de éste. Por eso, quizás sea importante indagar un poco en el origen del término y su verdadero significado. ¡Allá vamos!
En el Diccionario de la Real Academia española el término feminismo se define como:
Machismo, por su parte, se define como:
Teniendo en cuenta ambas definiciones podríamos afirmar que, mientras el primero de los términos hace alusión a una visión política que se caracteriza por la igualdad entre sexos, el segundo resalta la dominación del sexo masculino sobre el femenino. Utilizar, por lo tanto, el término «feminismo» como antónimo de «machismo» es absolutamente incorrecto. Tenemos, no obstante, otro término que puede servir para expresar la preponderancia de las mujeres por sobre los varones, y es «hembrismo», que funciona perfectamente como antónimo de «machismo» y que debería usarse en muchas situaciones en las que se escoge el término «feminismo».
Y, pese a que todos lo tenemos bastante claro, no falta el graciosillo del día que viene a confundirnos, y en ocasiones desde un medio de comunicación con cierto peso. Por eso, deberíamos estar atentos, para no confundirnos ni difundir confusiones como esta:
Sí, hembrismo puede ser una palabra adecuada, no obstante existe un pequeño (pero importante) matiz. Mientras que el «machismo» denota no sólo una actitud sino también un sistema institucionalizado y sólido que deviene en una estructura social que ha sido impuesta y acatada durante siglos, donde el varón tiene privilegios por el sólo hecho de ser hombre y la mujer carece de autoridad en determinados ámbitos, el hembrismo no tiene dicha fuerza porque no ha existido una estructura donde la mujer tuviera el peso y la prevalencia que tiene el hombre. En todo caso, podría hacerse referencia al «hembrismo» como una actitud y no una estructura social o política.
Pero es importante señalar que es absolutamente utópico, puesto que hace alusión a un deseo que se afirma en una realidad que no existe. Es importante, por otro lado, tener presente que para la psicología, el término «hembrismo» tiene un significado absolutamente diferente. En este campo y en el de la sociología puede hacer alusión a una actitud extrema de pasividad o sumisión de la mujer frente al hombre.
Otro término cercano al feminismo y que no vendría mal repasar es «sororidad». El Diccionario Académico aún no la recoge, sin embargo, nosotras sabemos lo que significa y lo que vale, así que la tenemos presente. Este término hace alusión a la solidaridad entre (y/o hacia) las mujeres. Principalmente se usa para hacer frente a la violencia y la opresión del sistema patriarcal en que vivimos, es decir, que se apoya en una teoría biologicista patriarcal, que considera al hombre superior intelectual y físicamente respecto a la mujer.
La sororidad en ese sentido, apuesta por una acción social apoyada en el respeto mutuo y, sobre todo, en la lucha por la conquista de derechos por parte de la mujer. La sororidad apuesta por la hermandad en la lucha y la búsqueda de una sociedad feminista, donde todos gocemos de los mismos derechos.
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