Figuras literarias. Diferencias entre ironía y sarcasmo (III)

 
 
Hoy nos toca una nueva entrega de esta serie de artículos sobre figuras retóricas. En el capítulo anterior hablamos de figuras retóricas semánticas. Puedes leerlo aquí.

En esta ocasión vamos a enfocarnos en dos figuras que forman parte de las denominadas figuras del pensamiento, y que suelen confundirse: ironía y sarcasmo. ¿Quieres conocer sus diferencias? No te pierdas este nuevo artículo en nuestro Taller Literario.
 
 

Repasamos las figuras literarias semánticas

Como te explicamos en el capítulo anterior, las figuras retóricas o literarias son aquellos juegos del lenguaje que se usan para dotar al discurso de cierta sonoridad (figuras literarias de ficción) o de cierta forma (figuras literarias semánticas).

Existe una tercera clasificación, las llamadas figuras literarias de pensamiento. Su función es afectar al significado de una palabra para dotarla de énfasis. Existen muchas y se clasifican en función del tipo de modificación que operen. Las más populares son las de acumulación, de lógica, de diálogo y de argumentación. Muchas de ellas se usan para ofrecer guiños y cierto giro humorístico al discurso.

La ironía y el sarcasmo son dos figuras literarias de pensamiento muy utilizadas en nuestro tiempo, pero no siempre entendemos las diferencias entre ambas. Te las explicamos aquí.

Diferencias entre ironía y sarcasmo

Si nos vamos al diccionario de la RAE encontramos la siguientes definiciones.

Ahora bien, en la práctica, ¿cómo podemos distinguirlas? A continuación te explicamos cada una.

Ironía

La ironía es una figura retórica que consiste en decir exactamente lo contrario de lo que en verdad se piensa para operar en la sagacidad del interlocutor.

Existen muchos tipos dentro de esta clasificación: antífrasis, carientismo, sarcasmo y mímesis son las más populares.

Dotar a algo o alguien de cualidades exactamente opuestas a las que tiene (antífrasis), burlarse de alguien con un insulto disimulado (sarcasmo), afirmar un elogio que en verdad es mentira (carientismo), hablar de otra persona otorgándole nuestras cualidades y atribuyéndonos sus malas cualidades a nosotros (clenasmo). Son algunos ejemplos de ironía que utilizamos en el habla cotidiana.

Sarcasmo

No es raro que confundamos sarcasmo con ironía, ya que pertenece a su clasificación. Es una frase irónica que se usa para humillar o ridiculizar a la otra persona.

Dicho todo esto podemos decir que todo sarcasmo es una ironía pero no toda ironía es un sarcasmo.

Mientras que en un comentario irónico el objetivo o la intención es presentar un giro del lenguaje para divertirse, generalmente, en el sarcasmo hay intención de ofensa. Es un comentario que encierra una burla para herir intencionadamente al interlocutor.

Generalmente el sarcasmo lo usa una persona cuando se considera intelectualmente superior a otra; es una forma de ponerse por encima de ella.

En el plano de la comunicación el sarcasmo no goza precisamente de buenas referencias. Aunque tradicionalmente se lo relacione con personas más inteligentes o de cierta rapidez mental, en verdad quienes usan el sarcasmo en la comunicación diaria suelen ser personas con serios problemas afectivos que las incapacitan para llevar una comunicación de igual a igual con otra persona y de salud psíquica.

Por eso, aunque en el terreno de la lengua sea un recurso muy valioso para otorgar cierta cualidad a un personaje, en el terreno de la vida quizá sea un recurso que deberíamos evitar. Si partimos de la base que al usarlo estamos hiriendo al interlocutor, entonces, no es del todo saludable que tiremos de él en nuestra comunicación diaria.