Las funciones del lenguaje

Las funciones del lenguaje están vinculadas a los distintos usos que puede hacerse de la lengua. Son, por lo tanto, los objetivos o propósitos que se le da al lenguaje a la hora de comunicarse.

En medio de una comunicación, pueden entrar en juego distintos aspectos comunicativos, aunque la función que prevalece es aquella que está vinculada al factor en donde se pone más énfasis.

No existe una única clasificación respecto a las funciones del lenguaje. Por el contrario, varios lingüistas han propuesto sus esquemas.

El alemán Karl Bühler, por ejemplo, estableció tres funciones: la representativa o referencial (a través de la cual se transmiten informaciones de manera objetiva), la expresiva o emotiva (que expresa los sentimientos o las emociones del emisor) y la conativa o apelativa (se intenta influir en la conducta del receptor, a través órdenes, mandatos o sugerencias).

Otros lingüistas, como el ruso Roman Jakobson, completaron esta clasificación y sugirieron nuevas funciones. Así puede nombrarse a la función fática (que busca comprobar si el canal comunicativo sigue abierto y se encarga de iniciar, extender, reanudar o finalizar la comunicación), la función poética o estética (tiene una intención estética y pretende crear belleza por medio del lenguaje) y la función metalingüística (cuando se utiliza la lengua para hablar de la misma lengua o de otra. Por ejemplo: «La palabra vaca se escribe con V»).

Hay que tener en cuenta que, en la comunicación verbal, pueden interactuar dos o más funciones. La frase «Estoy feliz ya que mañana regresa mi padre» utiliza tanto la función representativa (el regreso del padre al día siguiente es un dato objetivo) como la función expresiva (por la felicidad que transmite el emisor). Otro ejemplo sería la frase «El tiempo para hacer el examen concluye en cinco minutos», que combina las funciones representativa (el horario para concluir el examen) y conativa (la expresión obliga a la persona que esta realizando el examen a terminarlo y entregarlo).