Si bien fue publicado hace unas semanas, el artículo referido al concepto de morfema no ha perdido vigencia ya que aún resta explicar y dar ejemplos acerca del morfema flexivo, un grupo de construcciones que, al igual que el de los derivativos, está incluído dentro de la categoría de morfema dependiente.
Cabe recordar que un morfema es una unidad dependiente con significado y valor gramatical mínima del lenguaje que constituye la parte variable de una palabra. De acuerdo al grado de adhesión que éste tenga a un término se lo puede dividir en independiente o clítico o bien, como ya hemos adelantado, en dependiente o ligado.
Hecha la clasificación de los morfemas flexivos, llega el momento de hacer referencia a su definición. Al respecto, se puede decir que se conoce como morfema flexivo a aquellas unidades que establecen relaciones y accidentes gramaticales entre los diversos participantes de una acción verbal o expresión nominal.
Esta categoría, que posee carácter constituitivo, no generan un cambio de significado referencial básico y, por lo general, suelen estar separados del lexema básico por otros morfemas de tipo derivativo.
En el idioma español, por ejemplo, esta clase de morfemas se encarga de marcar el género y número del sustantivo y del adjetivo y, en el verbo, dan pautas de tiempo gramatical, modo, persona y número.
A diferencia de los derivativos, los morfemas flexivos resultan más regulares y productivos por ser aplicables a los ítems léxicos de una clase apropiada, son obligatorios a la hora de obtener términos bien formados, están sujetos a un control sintagmático y trabajan de forma semántica dentro de los límites del tema al que se aplican.
Por otra parte, al hacer referencia a las particularidades de los morfemas flexivos tampoco se puede dejar de mencionar que éstos no pueden cambiar la categoría gramatical de la base y pueden estar representados a través de morfos acumulativos.
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