«Los zapatos están sucios», «La lluvia arruinó mi vestido», «Mi hijo no es un delincuente», «Carmen no asistió a la fiesta», «La bandera argentina es celeste y blanca», «El tigre no es un animal doméstico», «Barack Obama es el flamante presidente de Estados Unidos», «No recibí ningún regalo», «Mañana es viernes», «Juan Gelman es un destacado poeta» y «El río está contaminado» son oraciones que se limitan a comunicar un hecho o una determinada situación, sin dar lugar a opiniones, dudas ni juicios de valor.
Este tipo de construcciones, que pueden ser tanto afirmativas como negativas, se conocen bajo el nombre de oraciones enunciativas. A diferencia de otra clase de oraciones como, por ejemplo, las interrogativas, en este grupo no hay espacio para la vacilación, la admiración personal ni para las preguntas: sólo tienen un propósito informativo.
Si uno analiza cada una de las clasificaciones cuyos conceptos ya han sido desarrollados en Poemas del Alma, es posible comprobar que, más allá de lo complicadas que pueden resultar algunas cuestiones, el lenguaje está organizado de modo tal que siempre encontraremos la manera de expresarnos de forma correcta, ya sea a través de oraciones o palabras aisladas, aún cuando no tengamos presente a qué categoría pertenece la frase o término que decidamos utilizar.
En este sentido, puede decirse, por ejemplo, que si uno pretende dar una orden, estará utilizando una de las tantas opciones disponibles dentro del grupo de las oraciones imperativas. En cambio, si se desea averiguar algo, uno tiene a su disposición un sinfín de oraciones interrogativas, mientras que en los casos en los que se quiera dar a conocer una emoción, no se tendrá más que acudir a las oraciones exclamativas. Como ya hemos mencionado líneas arriba, si la idea sólo es comunicar un determinado concepto, entonces habrá que recurrir a las oraciones enunciativas.
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