Si creían que ya habían conocido a través de los talleres de Poemas del Alma todas las clases existentes de oraciones, se equivocaron: todavía faltan presentar y analizar varias categorías más.
En esta oportunidad, la información está vinculada a un tipo de enunciado que se caracteriza por tener un predicado verbal y no nominal, como ocurre en las oraciones copulativas: las oraciones predicativas.
De acuerdo a las particularidades que presente la oración, ésta puede dividirse en predicativa activa (una clase de enunciado que, a su vez, puede ser transitivo, intransitivo, reflexivo o recíproco) y en predicativa pasiva, una categoría que puede agruparse en propias o impropias.
Se dice que una oración predicativa es activa cuando es el sujeto quien realiza la acción o participa en ella. A partir de allí, pasa a ser también transitiva si posee un complemento directo sobre el cual recae la acción, intransitiva cuando la acción del verbo no admite un complemento indirecto, reflexiva en los casos en los que la acción del verbo recae sobre el mismo sujeto que la realiza, y recíproca, cuando los sujetos se intercambian la acción.
Por otra parte, cuando el sujeto no lleva a cabo la acción, sino que es el que la recibe o sufre sus consecuencias, la oración predicativa es pasiva. Dentro de ellas, como ya hemos adelantado, existen las propias (que se caracterizan por tener un verbo principal conjugado en voz pasiva y, por lo general, poseen un complemento agente) y las impropias o reflejas, que están determinadas por tener un verbo conjugado en voz activa siendo una oración pasiva.
«Camila escribe novelas», «Nicolás trabaja en el museo», «Rocío se protege», «Laura y Ricardo se aman», «se regalan cachorros», «el perro muerde» y «los estudiantes serán castigados por el director» son oraciones en las cuales se pueden apreciar diferentes tipos de enunciados predicativos.
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