Como ya hemos analizado y explicado las características de un sintagma (aquella unidad sintáctica inmediatamente superior al constituyente no sintagmático capaz de vincular entre sí palabras en torno a un núcleo) y profundizado los conocimientos en materia de adverbios (ese grupo de palabras invariables que no tienen género ni número y modifican de forma directa al verbo, adjetivo o adverbio), podemos decir que recién ahora estamos en condiciones de conocer y entender al sintagma adverbial, una construcción que, como su nombre lo indica, combina ambos elementos del lenguaje.
Este tipo de sintagmas se caracteriza por tener un adverbio o gerundio que cumple la función sintáctica de núcleo o palabra más destacada y con mayores relaciones sintácticas. De acuerdo a las particularidades que presente una determinada oración, el sintagma adverbial puede actuar como complemento directo, complemento de un adverbio, complemento circunstancial o como grado o cuantificador de un adjetivo.
Por esa razón, en materia sintáctica, se puede decir que los sintagmas adverbiales constituyen un adjunto dentro de un sintagma cuyo núcleo es un verbo, un adjetivo o, incluso, otro adverbio.
«Vivo muy lejos de aquí», «Ese pequeño niño enferma rápidamente», «Gracias, ya estoy bien», «Desgraciadamente, el pacto se rompió», «Ya es demasiado tarde para mí» y «Lo llamaremos muy temprano» son apenas algunos ejemplos de uso de esta clase de palabras que, al igual que las construcciones nominales, preposicionales, verbales y adjetivales, pertenecen al mundo de los sintagmas.
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