Después de tanto aparecer mencionados en otros artículos, los sustantivos despectivos se ganaron su propio espacio en los talleres de Poemas del Alma y es por esa razón que, en esta oportunidad, centraremos la información en las características de esta clase de palabras.
Como primer punto antes de intentar descubrir cuáles son los términos de nuestro vocabulario que se enmarcan dentro de este grupo, hay que tener en cuenta que, al igual que los primitivos, los aumentativos, los diminutivos, los gentilicios, los patronímicos y los hipocorísticos, los sustantivos despectivos poseen ciertas particularidades que permiten vincularlos entre sí bajo una clasificación determinada por el origen de estas palabras, además de ser modificables en género y número.
Una vez aclarada la categoría a la que pertenecen, estamos en condiciones de definir a los protagonistas de este artículo. En este sentido, entonces, podemos decir que un sustantivo despectivo es aquel que deja en evidencia un determinado desprecio hacia una cierta persona, animal, cosa o fenómeno.
Entre los términos que se utilizan para marcar grados de inferioridad se pueden citar ejemplos como «jovenzuelo», «poetastro», «mosquillo», «perrucho», «pajarraco», «viejucha», «chicuelos», «casucha», «flacucho», «gentuza» y «mujerzuela», entre otros. En ellos, así como en el resto de las palabras que pertenecen a esta clase de sustantivos, es frecuente encontrar sufijos como «aco», «acho», «acha», «ajo», «aja», «astro», «astra», «ejo», «elo», «ijo», «ucho» y «ucha».
Ejemplos de uso de los sustantivos despectivos:
«¡No puedes abandonarme por culpa de esa mujerzuela!»
«Aquellos jovenzuelos me tendieron una trampa»
«¡Espanten a ese pajarraco que arruinó mi peinado!»
«Cree que es un genio, pero no es más que un poetastro»
«Ese perrucho que tienen como guardián, no asusta a nadie»
«No compartiré mis vacaciones con esa gentuza»
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