Hablamos muy mal. Nos acostumbramos a utilizar construcciones y formas poco apropiadas y ni siquiera nos planteamos por qué lo hacemos. Pero llega un momento en que es necesario que nos detengamos a pensar en cada una de las palabras que usamos y nos preguntemos si es conveniente o no utilizarlas como lo hacemos.
El verbo dejar y sus formas
Hace un tiempo que vengo oyendo una variación muy asentada de la conjugación imperativa de la segunda persona del plural del verbo dejar y me he puesto a investigar. ¿Deberíamos decir dejad, dejaos o dejaros? Aquí va la explicación.
Cuando queremos ordenarle a unas personas que deje algo en un lugar debemos utilizar la forma dejad. Estamos usando el imperativo en la segunda persona del plural.
«Dejad los zapatos en la entrada de la casa».
Cuando esa misma forma va acompañada del pronombre átono de la segunda persona del plural; para ordenarle a alguien que realice una acción que la modifique necesariamente a ella misma decimos dejaos.
«Dejaos llevar por sus sentimientos».
Por último la forma dejaros se utiliza para expresar una acción que realizará el hablante (nosotros) y que modificará también al que lo escucha. En este caso, la estructura se forma con el infinitivo unido al pronombre átono (en este caso, enclíticos) de la segunda persona del plural.
«Voy a dejaros unos minutos solos».
Reírse hasta romperse las ternillas
Desternillarse es otro término que me he encontrado utilizado de forma incorrecta. Mucha gente utiliza en su lugar, destornillarse. Por lo visto, existe la noción extendida de que esta expresión se refiere a que se nos saltan los tornillos de tanto reírnos, sin embargo su origen es uno muy diverso.
Se dice desternillarse porque cuando nos reímos mucho se nos «rompen» las ternillas; ¿vieron esos dolores que parecen abdominales después de reír y reír durante un buen rato? Así es, las ternillas son esos cartílagos que tenemos los vertebrados cubriendo nuestras costillas. Así que a partir de ahora, olvidémonos de los tornillos y pensemos en los cartílagos para evitar equivocarnos al utilizar esta expresión 😉
Estar ávido de conocimientos
Por último les traigo otra expresión que se ha difundido más en su versión incorrecta que en la original. ¿Deberíamos decir ávido por o ávido de?
Aunque la primera es la forma más corriente en el habla cotidiana, es la segunda la correcta. Sí, es cierto que no siempre se utiliza erróneamente; sobre todo sucede cuando va acompañada de un sustantivo abstracto o un verbo en infinitivo. Por ejemplo.
«Está ávido por conocer nuevos mundos».
Sin embargo, debemos saber que siempre conviene utilizar la forma ávido de; como bien se registra en el Diccionario de uso de las preposiciones españolas, de Emile Slager.
Así que ya lo saben si están ávidos de conocimientos no dejen de visitar ese diccionario donde encontrarán muchísimos secretos de nuestro idioma que les permitirá conocer más a fondo el lenguaje y aprender a utilizarlo con propiedad.
¿Me estás oyendo? ¡Sí, te escucho!
En algunos idiomas la distinción entre percibir un sonido y prestar atención a él es muy rígida; en español existe una palabra para cada acción, aunque en el habla cotidiana no se respete esta diferencia.
Cuando oímos algo no hacemos un esfuerzo, no tenemos intenciones de comprender lo que llega a nuestros oídos: oímos una discusión que sucede en la calle, oímos la sirena de los bomberos… En cambio escuchar exige prestar atención, tener deseos de comprender lo que llega a nuestros oídos.
«Escuché lo que me dijiste pero no lo comparto».
«No pude escuchar porque me distraje con un libro».
No obstante, en el habla cotidiana parece no haber diferencia entre ambos, los usamos indistintamente.
La pregunta es ¿se considera un error léxico utilizar uno en lugar del otro?.
Según lo encontramos en el Diccionario Panhispánico de Dudas, este error viene de tiempos muy antiguos en el que se empleaba el verbo oír tanto para referirse a percibir un sonido o ruido sin prestar atención, como teniendo la intención de hacerlo.
Según la Academia, aunque se aceptan ambas construcciones al ser un error tan firme en el habla, que viene de tiempos muy antiguos, no puede considerarse incorrecto.
Ahora bien, si bien la Academia no hace distinción, a mí me parece injustificable y debería ser incorrecto utilizar el verbo escuchar cuando queremos referirnos a algo que percibimos sin la intencionalidad de hacerlo; porque, en ese caso estamos cambiándole el significado al verbo rotundamente. Y, aunque éste también sea un uso muy extendido desde la época clásica y que sigue vigente hoy en día, creo que deberíamos tener más cuidado. Habiendo dos palabras que permiten describir el matiz intencional del que realiza la acción ¿por qué no utilizarlas adecuadamente, no?
Comentarios3
Tes, gracias por instruirnos.
De esta manera podemos conocer mejor nuestro lenguaje y emplearlo con propiedad.
Estoy de acuerdo contigo, Tes. La desidia a la que sometemos nuestra lengua no tiene ningún sentido. Con esa actitud, lo único que conseguimos es empequeñecernos.
Como siempre, atractivo e interesante artículo para los apreciamos el uso correcto en la utilización de la lengua.
Un abrazo.
Tiene usted razón entre oir y escuchar, no es lo mismo,pero creo que en la zona de España donde vivo yo, se distingue muy bien y, se usa en las conversaciones cotidianas, incluso mostramos agradecimiento por habernos prestado esa atención.
Un saludo muy cordial.
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