Comentarios recibidos en los poemas de ALVARO J. MARQUEZ



DE EROS
Hugo Emilio Ocanto dijo:

Agrego a la página, otro maravilloso poema de tu creación, amigo.
Un abrazo.
Hugo Emilio.

20 de abril de 2015 a las 16:39

DE EROS
Graciano Chacon dijo:

Bueno creo que ya es importante que cada motivo nos deje una inspiración, y una experiencia para compartir.

Saludos poeta.


20 de abril de 2015 a las 13:54

DE EROS
gisell_v dijo:

Échate a ti la culpa de lo que pasa, no a Eros (risas)
Me encantó, Àlvaro.

¿Cómo que el gusanillo maligno anda rondando por varios espacios?
Usted, amigo mío, inmutable. Sabe lo que hace y lo que vale.
Un fuerte abrazo

20 de abril de 2015 a las 11:06

DE EROS
la negra rodriguez dijo:

Álvaro, siempre deleitas con tus escritos que siempr te dije que hablan de amores desafortunados y claro también tocas con maestría otos casos que a lo largo del tiempo de conocerte aqui lo has hecho. Has hablado de la vida y de la muerte; has tocado temas profundos y también humorísticos y has incitado a ello a los demás. A parte de ello, tienes una labor maravillosa, la de tratar de que mejoremos nuestra manera de expresarnos. sin duda tu labor es muy pero muy fructífera, eso quizá duela a muchos que no logran construir nada positivo. en fin , Aqui estoy y digo presente.

20 de abril de 2015 a las 10:55

SOLA
boris gold dijo:

Palabras durísimas para quién creyó ser dueña de la verdad, me gustó.
Un abrazo

19 de abril de 2015 a las 17:00

SOLA
nellycastell dijo:



Precioso en toda su expresión, cuando de la vida se ven las dos caras y la disfrutamos con satisfacción. Para mi es un logro enorme que lo disfruto a plenitud. Te abrazo muchachón.

19 de abril de 2015 a las 16:05

SOLA
kavanarudén dijo:

Sentido, profundo, real, certero.
De que sirve ganar tanto, apostar todo a la belleza efímera cuando tarde o temprano te encuentras a jugar con la soledad.
Una historia que se repite y no pocas veces.
Un placer leerlo poeta.
Kavi

19 de abril de 2015 a las 15:00

SOLA
Lincol dijo:

Bellas letras, profundas y reflexivas que nos muestran las dos caras de la vida.

Es un placer leerte amigo.

Saludos cordiales a la distancia.

19 de abril de 2015 a las 14:40

SIN RÓTULOS
lindaestrella dijo:

La tentación no descansa :-) Hermoso poema Álvaro, un beso!

18 de abril de 2015 a las 23:54

REPROGRAMÁNDOME
lindaestrella dijo:

Reprogramarse para ya no sufrir, eso me gusta. Encantada de leerte, un abrazo!

18 de abril de 2015 a las 23:51

SIN RÓTULOS
Marellia dijo:

La libertad de ser sin importar que somos.
Me encanta encontrar tanta belleza.
Lindo fin de semana

18 de abril de 2015 a las 21:44

SIN RÓTULOS
Beatriz Blanca dijo:

Tu talento es real y notorio, bello poema.
Un saludo.

18 de abril de 2015 a las 17:38

SIN RÓTULOS
gisell_v dijo:

Muy buenos versos tallando maravillosamente "la indecisión".
Ahora bien, en eso de que con la pasión desaparece la razón, mantengo mis sobradas reservas...(SONRISA)

Abrazote, Àlvaro


18 de abril de 2015 a las 15:35

SIN RÓTULOS
Hugo Emilio Ocanto dijo:

Encantado, poeta, de haber leído tu poema SIN RÓTULOS.
Un tema más para recordar tu creciente talento poético.
Feliz sábado.
Hugo Emilio.

18 de abril de 2015 a las 10:26

REPROGRAMÁNDOME
Isis M dijo:

Precioso poema pero un tanto duro y nostalgico....no crees?
Reprogramarse implica borrar memoria, enrutar la mirada y el sentimiento hacia otras coordenadas y latitudes...es facil hacer eso?
Explícame a ver....

besitos Alvaro.
Lindo fin de semana

Isis M

17 de abril de 2015 a las 19:47

REPROGRAMÁNDOME
nellycastell dijo:


Dentro de poco saldrá el extraterrestre cargando sus baterías, para contrarrestarte y ver quién es el que más se programaría. La competencia continua, vean mañana el Nuevo capítulo de: "Alvaro hace lo que le de su gana", no se lo pierdan es un exclusivo de Radio Caracas...No te asustes si sale un Radio Macaras, esto es parte de la rutina, segura estoy que quien lee esto ...lo adivina, de quén es lo que se trata. Un abrazote muchacho.

17 de abril de 2015 a las 13:24

DIVORCIADOS
nellycastell dijo:

Ahora tal vez venga por ahí corriendo un poema del tema Casado desde la perspectiva de un hombre no normal, medio retrasado.

Muy bueno Alvaro querido.

16 de abril de 2015 a las 17:40

DIVORCIADOS
lindaestrella dijo:

Un poema que nos recuerda una triste realidad de muchísimas parejas, cuando el amor se acaba, los que más sufren son los hijos, excelente poema, un beso.

16 de abril de 2015 a las 13:45

DIVORCIADOS
espejo detualma dijo:

Qué inmensa realidad nos estás ofreciendo, poeta.
En este ritmo de vida, muchísimas parejas se separan y los que sufren son los hijos.
Lo has hecho poema de una forma extraordinaria y muy real desde el punto de vista de un niño.
Va toda mi admiración.
Abrazos y Bendiciones.

ESPEJO.

16 de abril de 2015 a las 13:02

MURIÓ SIN MERECER y relato erótico: \"El patito feo\".
lindaestrella dijo:

Wooooow!!! Me encantó tu poema y el relato está maravilloso, no cabe duda que eres un gran poeta, mis respetos y admiración para ti, un abrazo!!!

14 de abril de 2015 a las 22:20

MURIÓ SIN MERECER y relato erótico: \"El patito feo\".
Graciano Chacon dijo:

Bueno no tendría cultura, pero contaba con excelentes herramientas.

Saludos y abrazos poeta.


14 de abril de 2015 a las 18:04

MURIÓ SIN MERECER y relato erótico: \"El patito feo\".
ALVARO J. MARQUEZ dijo:

EL PATITO FEO

Por Álvaro Márquez

Estaba de mal humor cuando llegué el lunes a la oficina, necesitaba con urgencia una secretaria y hasta ese día, ninguna de las postulantes llenaba los requisitos. Terminé el viernes con un gran dolor de cabeza porque tuve que chequear varios currículos y sostener conversaciones que a ratos, se me hacían fastidiosas. En especial hubo una de las chicas que se presentaron que logró llamar mi atención, pero no porque se acercara al menos al ideal de secretaria que yo buscaba, sino al contrario, por lo lejos que estaba de llenar mis expectativas. En un escrito que me hizo de prueba tuvo más errores que un niño en etapa de primaria, aparte de que su aspecto, para ser alguien que aspiraba a ser contratada, no era el más deseable, parecía el patito feo del cuento. Una voz desde afuera interrumpió mis pensamientos. “Disculpe, hay una de las chicas que estuvieron el viernes que desea hablar con usted”. Pedí que me dijeran su nombre. “Jennifer Ibarra”. Cuando revisé las planillas me sorprendí, era precisamente la menos preparada la que hacía acto de presencia una vez más. Me pareció innecesario un segundo intento y ordené que le dieran una excusa para no perder mi tiempo. “Díganle que estoy en una reunión, que venga otro día”. “Señor, insiste en que la reciba”. Con aire de resignación y ya planeando cómo librarme de ella rápidamente, pedí que la dejaran pasar. Cuando entró volví a recordar el cuento, porque el patito feo se había convertido en un hermoso cisne…

Por momentos dudé de que fuera la misma. Lucía una falda muy corta -atrevidamente corta diría yo- y unas piernas que catalogar de espectaculares, sería correr el riesgo de no hacerle justicia a ella con tal adjetivo, porque realmente se le veían demasiado bien. Debo admitir que tartamudeé un poco cuando la invité a sentarse porque con semejantes piernas, era casi un pecado que las ocultara con mi escritorio, pero así sucedió. Le pregunté a qué se debía su segunda visita, iba a adelantarle que desde el mismo viernes había descartado cualquier posibilidad de darle el empleo, pero la verdad es que no me atreví. Dios… es que no sólo eran sus piernas y su falda lo que atormentaba mis pensamientos en ese instante, era su cabello, suelto, brillante, largo hasta los hombros, muy lejos del moño que me mostrara el viernes. Su blusa negra transparente también me mostraba “virtudes” que no sé si merecían las comillas que acabo de ponerle, porque escribirlo así pareciera robarles valor, autenticidad y lo cierto, es que lo que ella mostraba se veía muy real, muy de ella…

Habían pasado unos minutos en los que yo apenas pude articular palabras y ella no tardó en darse cuenta de que me tenía absorto. “¿Le pasa algo?” me preguntó y me sacó de mi ensimismamiento. Le dije que estaba muy sorprendido por su cambio y que me impresionaba todo lo que estaba a la vista. Ella pareció agarrar mis palabras en el aire, porque de una me contestó “si le impresiona lo que ve, puedo mostrarle lo que no ve para ver si nos entendemos”. Tal afirmación me puso nervioso, negarlo sería tonto. Traté de evadir el momento y le dije que ya le había preguntado a qué se debía su segunda visita y me dijo “yo le contesté, le dije que vine a que me diera el puesto porque considero que reúno los requisitos. ¿No me oyó, verdad?”. No podía quitar mis ojos de su blusa y en mi mente casi le pedía a gritos que se levantara. “Señor, le estoy hablando” me insistió, mientras mi mano derecha tomaba y soltaba con nerviosismo un bolígrafo. “¿Qué le hace pensar que le daré el empleo? -le pregunté. ¿Por qué tan segura? En realidad, de todas las que se presentaron fue usted la que menos me agradó”. Fue entonces cuando se puso de pie y mirándome casi sin pestañear me preguntó “¿y todavía piensa igual?, ¿sigo sin agradarle? Me dijo que le impresionaba lo que estaba a la vista, déjeme mostrarle algo de lo que no se ve”. Dicho esto, puso sus manos a los lados de su falda y empezó a levantársela. Yo sentía de repente unos calorones recorriéndome el cuerpo, pero el aire estaba a su máxima capacidad, por lo cual mi “calentura” del momento, obedecía sin duda a lo que estaba pasando. ¡Yennifer estaba extremadamente buena!

Para mi total sorpresa, se bajó lentamente un hilo negro con una pequeña florcita en su parte delantera. Así de detallista estaba yo en ese momento. No me atrevía a moverme de mi asiento y me debatía entre pedirle que se comportara y respetara mi lugar de trabajo… o que siguiera la función. Mi silencio indicó que ésta última, fue la decisión que tomé. Terminó de quitarse su prenda y tomándola con su mano derecha se acercó a mi puesto. Miré a la puerta con cierto temor, ella entendió mi preocupación y fue presurosa a cerrarla con seguro. Con la misma prisa se devolvió. Abrió sus piernas y se montó sobre las mías. Subió su falda y me dijo “ella no estaba a la vista ¿te gusta?”. Me la acercó y no me hice de rogar para sacar mi lengua y acariciarle húmedamente su clítoris. Lo hice una y otra y otra vez. Con mis manos le toqué sus piernas, tan inalcanzables antes y tan mías ahora. El teléfono sonaba, no hice el más mínimo intento por atenderlo. Ahora apretaba sus nalgas y -Dios bendito- ¡qué nalgas tan divinas! Se las apreté con mucha fuerza, la presión de mis manos le indicaban los deseos que tenía de comérmela viva… y disculpen la expresión.

Una vez más la voz desde afuera de la oficina anunciaba visita, pero no respondí. Mi boca estaba ocupada en labores más interesantes para mí en ese momento. Sin bajarse la falda se volteó y me puso su trasero cerca, tanto que en su raja sentía mi aliento. Bajó mi cierre y sacó mi pene, por supuesto en estado de erección máxima. Se sentó sobre él y se lo introdujo con facilidad, porque su vagina estaba más que mojada. Lo que hacíamos adquirió características de delirio, el frenesí nos tenía atrapados. Sus movimientos rayaban en la perfección, si bien no tengo un decálogo que me indique cómo unos movimientos podían catalogarse de esa forma, tampoco sentí que me hiciera falta. El patito feo se movía a sus anchas. Nunca imaginé que mi semana de trabajo comenzaría de esta forma…

Sin perder para nada su movilidad se quitó la blusa, me pidió que desabrochara su sostén y lo hice con manos temblorosas. No me molesten por eso, no es fácil mantenerse sereno ante una situación como la que vivía con Jennifer. Se volteó y volvió a sentarse sobre mí y a introducirse ella misma mi pene. Ahora sus senos lucían grandiosos ante mí. Sus pezones eran como aviones que aterrizaban en mi boca y mi lengua era su pista. Chupárselos fue algo que disfruté muchísimo y que la llevó a ella al más alto grado de éxtasis que podíamos esperar. Aflojar el nudo de mi corbata pareció divertirla, porque la vi sonreír pícaramente. Desabotonó mi camisa y acarició mi pecho con mucha suavidad. No soy de esos hombres con el pecho peludo, pero esto pareció no importarle en lo absoluto. Tal vez no le gustaban así, para mi suerte. Continuaba moviéndose a un ritmo enloquecedor. Mis manos de nuevo apretaban sus nalgas y recorrían sus divinísimas piernas. Tal vez el teléfono en esos momentos seguía sonando, quizá la voz desde afuera me hablaba impaciente, puede ser… pero francamente, ya no me percataba de nada. Ella, el patito feo, acaparaba mi atención y se había adueñado por completo de la situación, de mis deseos, de mi voluntad misma.

En verdad no supe, -no sé todavía- cómo pudo suceder aquello, no me considero un hombre débil, pero la verdad es que ella supo desarmarme y tomar como quien dice, “la sartén por el mango”. Era dueña y señora de todo y apenas unos días antes, era una candidata a secretaria, candidata sin chance y ahora, por obra y gracia de sus virtudes, candidata imbatible. Cuando terminamos, se metió al baño de mi oficina, mientras tanto yo me arreglaba de nuevo mi corbata y trataba de arreglarme el cabello, alborotado por las manos inquietas de ella. La voz afuera me anunciaba que había 4 personas esperando. Transcurrieron 90 minutos, una hora y media duró lo que les relaté. Cuando salió del baño lucía igual de hermosa, de imponente. No había ninguna duda, el patito feo se había convertido en un cisne, en una tremenda hembra. Se dirigió a la puerta y antes de salir, me preguntó “¿me da el empleo?, ¿qué me dice?”. Una palabra fue lo que dije al tiempo que retomaba mi bolígrafo… “contratada”.


14 de abril de 2015 a las 12:02

IRÉ AL PARQUE (poema y relato erótico)
Isis M dijo:

Dificil elegir entre el poema y el comentario tuyo, al final Carlitos lo resume: dos joyas! y yo solo añado: DIVINOS!
besitos muchos para ti, hoy y hasta el miercoles ando super atareada de trabajo con despachos personales a directores economicos de 33 empresas, casi nada, verdad?
jajaja
besos querido Divino!


13 de abril de 2015 a las 12:23

IRÉ AL PARQUE (poema y relato erótico)
Trovador de Sueños ...y realidades. dijo:

Par de joyas, hermano. Siempre es un privilegio leer de tu estro y pluma.

Un fuerte abrazo. Feliz inicio de semana... paisano.



13 de abril de 2015 a las 12:02

IRÉ AL PARQUE (poema y relato erótico)
ALVARO J. MARQUEZ dijo:

Fantasía infiel

Por Álvaro Márquez

“¿Crees en la fidelidad?” me preguntó él. Estábamos en la habitación de un hotel, desnudos ambos. Habíamos hecho el amor divinamente y ahora conversábamos relajados en lo que para él era “el descanso del guerrero” y para mí, una simple pausa. Cumplíamos un año juntos, una relación con algunas tormentas en el camino, pero que justo hoy al cumplir el año lucía más sólida que nunca. Siempre ambos habíamos manifestado nuestro temor a que la rutina nos afectara, sin embargo, extrañamente no había sido así. Bueno, extraño para él que esa noche me juraba que yo era la única mujer en su vida, pero no extraño para mí. Sabía que la rutina no nos afectaba por una razón en especial… yo tenía una fantasía.

“¿Crees en la fidelidad?” me volvió a preguntar él. Yo estaba absorta recordando las imágenes que habían desfilado por mi mente. Mi problema es que no era con mi novio, sino con su hermano, por casualidades de la vida tuve oportunidad de verlo dos veces desnudo en su casa y desde entonces tengo remolinos de deseos por él girando en mi mente. Para ser sincera, creo que la segunda vez no fue nada casual, se hizo obvio que ambos lo buscamos. Él trató de que lo viera y yo intenté verlo. Y la visión fue duradera porque en el momento mi novio se estaba bañando y el sonido de la ducha nos indicaba que no había peligro y que podíamos aventurarnos a hacer lo que hacíamos. Fue básicamente ver. Él se fue quitando todo lentamente desde su cuarto y yo parada al lado de la puerta devorando cada movimiento suyo. Su cuerpo y lo que me mostraba entre sus piernas estaban perfectamente proporcionados. Creí que era injusto que sólo él mostrara, así que también me dispuse a hacer lo mismo, siempre con el sonido de la ducha avisándome que mi novio no vendría. Yo andaba en falda, muy corta por cierto y el deseo de levantármela podía más que yo. Los ojos de él no me perdían la pista. Le di la espalda y comencé a bajar mi pequeño hilo negro, hasta dejarlo por mis rodillas. Una mirada de reojo me bastó para ver que ya había logrado inquietarlo. Me di vuelta y desabotoné mi blusa. La ducha ya no se oía, pero yo estaba en un momento de “no returning” y creo que él también. Mi sostén negro sé que le encantó porque el brillo en su mirada así me lo dijo. Me lo subí y dejé que viera mis senos en todo su esplendor, con mis pezones bien erectos para que supiera que mis deseos eran tan fuertes como los de él.

No quise seguir alargando aquello, mi novio ya estaba por aparecer y nosotros estábamos abusando de nuestra suerte. Me arreglé lo más rápido que pude y efectivamente, a los pocos segundos apareció con su cabello mojado aún sin arreglar. Desde ese día no he visto más al “cuñado”, pero las fantasías en mi mente no cesan y ahí sí es verdad que no nos limitamos a mirar o como dicen por ahí a “ver y no comer”. No, ambos comemos o para decirlo con más propiedad, “nos” comemos.

“¿Crees en la fidelidad?” me preguntó por tercera vez y un poco molesto me dijo que desde hace rato lo estaba ignorando. Lo miré fijamente por unos segundos, me sonreí con una sonrisa culpable y le dije: “Creo en la fidelidad… pero no la practico”.


13 de abril de 2015 a las 11:10

HAY HISTORIAS DE AMOR (poema y relato erótico)
Hugo Emilio Ocanto dijo:

UN ESTRUENDOSO Y MUY FUERTE APLAUSO POR TU POEMA Y TU RELATO, Álvaro.
Fuerte abrazo, poeta.
Hugo Emilio.

12 de abril de 2015 a las 18:11

HAY HISTORIAS DE AMOR (poema y relato erótico)
lindaestrella dijo:

Hay tantas historias de amor... Y es triste cuando terminan. Está bello tu poema Álvaro y ni qué decir del relato, precioso, te felicito sinceramente. Un abrazo y hasta mañana.

12 de abril de 2015 a las 15:46

HAY HISTORIAS DE AMOR (poema y relato erótico)
ALVARO J. MARQUEZ dijo:

DULCE APRENDIZAJE

Por Álvaro Márquez

Jorge estaba por llegar, yo no tenía motivos para esperarlo con tantas ansias porque nuestra relación amorosa había llegado a su fin. En realidad aquello que era tan especial y que parecíamos disfrutarlo tanto cuando estábamos juntos, se nos volvió de pronto un verdadero desastre. Las dos veces que nos vimos para hacer el amor fueron inolvidables, pero no por lo buenas precisamente, por el contrario, fueron minutos tortuosos para ambos. Aún hoy no estoy segura de lo que pasó, tal vez fue nuestra inexperiencia porque en esas lides sexuales, tanto él como yo éramos novatos. Como sea, lo cierto es que Jorge se fue de viaje y a pocos días de su llegada, el corazón y todo mi cuerpo me decían que podía explotar de la emoción…

Se acercaba el momento, yo había decidido no volver a verlo aunque por dentro me estuviera muriendo por al menos, poder mirarlo de lejos. Sin embargo, su mamá que había logrado encariñarse conmigo en aquellos días, me llamó para pedirme que la acompañara al aeropuerto, segura de que él se alegraría al verme. A regañadientes acepté porque no podía engañarme a mí misma… yo quería verlo. Llegado el día, amanecí pensando en qué ropa me pondría, deseaba que me encontrara bella, radiante, pero no era el mero vestuario externo lo único que me importaba destacar, era mi ropa íntima, tanto arriba como abajo. En nuestros mejores días, no hubo una mañana en la que Jorge no me preguntara cómo estaba vestida por dentro; en su afán de disfrutar de mi cuerpo en todo momento siempre me decía que en su mente, yo no tenía permiso para estar vestida. Confieso que eso me gustaba mucho…

Ya en el aeropuerto y con mis nervios acelerados, nos enteramos de que el vuelo sufrió un retraso considerable y terminó llegando mucho más tarde de la hora esperada. Eran casi las once de la noche. Al fin estábamos frente a frente. Él se veía guapísimo y hasta un poco más delgado, su corte de cabello era el que siempre se hacía para mí. Yo me puse una blusa negra que le encantaba porque tenía un escote demasiado atrevido y le dejaba saber que me había puesto el sostén que más le gustaba verme, pero la verdad es que no vi en su mirada o en su expresión, nada que me indicara una reacción positiva de su parte. De regreso a su casa hablaba casi con exclusividad con su madre y esquivaba mi mirada. No entendía lo que le pasaba y si lo entendía, no me gustaba… Una vez en su casa ya era muy tarde para irme para la mía, yo me sentía desanimada porque todo el esfuerzo y el gesto mismo de haber ido a recibirlo, pareció no haber tenido ningún éxito. Debo confesar que hasta estúpida me llegué a sentir.

Cansado por el viaje, Jorge se quitó la camisa, se sirvió un trago y se sentó en el sofá de la sala. “Marlene” –escuché la voz de su mamá llamándome. Había preparado una habitación para mí. Me tomé todo mi tiempo para irme para darle chance a él de que me dijera algo que me detuviera y lograra cambiar la situación, pero él no parecía inmutarse. Su madre me hizo un gesto que podía traducirse en una sola palabra: resignación… Al estar sola en el cuarto me tiré en la cama con cierto desconsuelo, pero un sentimiento muy parecido a la frustración se apoderó de mí y me hizo levantarme de repente. Empecé a quitarme la ropa con rabia, todo lo lancé al piso hasta quedar por completo desnuda. Di media vuelta para apagar la luz y acostarme y de pronto me paralizó la impresión… él estaba allí, parado en la entrada del cuarto, sin camisa como lo dejé en la sala. No sonreía, pero su expresión tampoco era la de un hombre enojado. Su mirada recorría mi cuerpo desnudo de abajo arriba, como asegurándose de que yo, Marlene, era la misma mujer que él había tenido en sus brazos antes de viajar. Por un momento sentía que la situación se había estancado y le dije “bueno, tú decides; entras o te vas, pero no te puedes quedar ahí”. Me pidió que me acercara y lo hice. Confieso que estaba casi paralizada de los nervios, de la emoción. Era demasiada incertidumbre. “Agárrate los senos y muéstramelos, ofrécemelos, dime que son míos, que nunca dejaron de serlo”. Su petición me extrañó un poco pero obedecí en el acto. Se los acerqué lo más que pude a su boca. Me tomó por la cintura con firmeza y se inclinó a besármelos. Lo hacía con una entrega tal que me estaba excitando a una velocidad bárbara. Empezó a morder suavemente mis pezones, algo que Jorge sabía que me fascinaba. Sus manos fueron bajando hasta mis nalgas y apoyándose en ellas, empujó mi cuerpo hacia él. Me besó, pero por Dios… el hombre que estaba besándome no era ni la sombra del que se fue. Sin dejar de besarnos nos acercamos a la cama y nos dejamos caer en ella. Ahora lo tenía sobre mí, devorándome con sus besos, con sus manos; sentía su aliento y su respiración acelerada me dejaba saber que estaba tan emocionado como yo. Afuera las luces estaban aún encendidas… En medio del furor de los besos me dijo que así como estaba me había imaginado cada día mientras estuvimos alejados, vio mi ropa íntima tirada en el piso y se sonrió. Sabía que era la que le gustaba, la que incluso me compró él. Yo estaba confundida, no entendía al hombre serio del aeropuerto que casi no me habló mientras regresábamos y ahora éste, un amante fabuloso, dándome placer como nunca… ¿era el mismo de aquellas primeras veces tortuosas?

Se tomó unos segundos para apagar las luces de la casa y asegurarse de que su mamá dormía. Cuando regresó cerró la puerta y se subió de nuevo a la cama. Comenzó a besar mis piernas y acariciarlas, se inclinó y desde ese momento me dio el sexo oral más excitante que me hayan dado nunca. Dios… su lengua hacía maravillas en lo que él mismo siempre llamó “su territorio”, en pocos segundos me llevó a “volar” hasta alturas no imaginadas. Estábamos fajados los dos, porque se había acostado sin sacar su lengua de mi cosita y ahora yo también tenía su miembro en mi boca. Sin ser matemáticos, nos hallábamos haciendo un “69” riquísimo. No queríamos detenernos. Ya nuestros cuerpos transpiraban, a pesar de que un ventilador en alguna ubicación de ese cuarto hacía su trabajo. En plena oscuridad se oían nuestras respiraciones agitadas, no quería sacar su pene de mis labios ni él deseaba separar su lengua de mi vagina, que demás está decirlo, estaba súper mojada por todo lo que hacíamos. Ya el éxtasis de ambos había entrado en una etapa de frenesí indetenible. Ahora Jorge besaba mi vientre y sus manos parecían hacer magia sobre mi piel, me encantaba la forma como me acariciaba. Sus besos una vez más llenaban de su esencia mis senos, grandes y ansiosos de él. Comenzó a penetrarme y en ese momento vinieron a mí los recuerdos de nuestras primeras veces, porque justo cuando me penetraba comenzaban los problemas, sin embargo ahora no fue así y lo vi como nunca entregado a lo que hacía y yo misma jamás me había sentido tan feliz y sobre todo tan satisfecha. Ya lo tenía todo adentro y ahora ambos nos movíamos al compás de un ritmo endemoniadamente divino. No me explicaba el porqué de este cambio, pero me parecía maravilloso que ocurriera. Sin perder el ritmo y con nuestros cuerpos sudados, nos volteamos y ya estaba sobre él, con ganas de tragármelo literalmente hablando, jamás sentí esas ansias de devorarme a un hombre como esa noche las sentí con él. Lo que terminaría de consumar una gran noche para ambos estaba ya ocurriendo, yo estaba teniendo un orgasmo, aunque mi excitación era tanta, que creo que fue uno o el mayor de varios que tuve. Sencillamente inigualable. A los pocos segundos lo sentí acabar a él también, intensamente, como jamás antes lo sentí.

Ambos disfrutábamos del llamado “descanso del guerrero”, abrazados, como si nos diera miedo soltarnos, pero yo no me podía quedar sin respuestas para tantas preguntas, mi curiosidad también debía ser satisfecha. Lo miré y le inquirí acerca de su actitud en el aeropuerto. Por qué estaba tan serio y en el camino a su casa ni siquiera me miraba y casi ni me hablaba. Me dijo que estaba muy asustado, porque durante su viaje pensó en tantas reacciones que podía yo tener al verlo y que por lo tormentosos de nuestros encuentros anteriores, estaba seguro de que no lo iba a recibir bien. Al verme vestida como a él le gustaba comenzó a darse cuenta de que la realidad era muy distinta a lo que esperaba. Aún me quedaban unas preguntas y esto sí lo mostraré textualmente, para que quede grabada la belleza de sus palabras:

-¿Por qué antes ni siquiera podíamos acabar y ahora todo fue tan intenso? ¿Qué fue lo que cambió? –fue lo que pregunté y aquí su respuesta…

-Es que he sido un hombre acostumbrado a tener lo que quiero y en aquellos días, te tenía siempre a mano y no me dabas tiempo ni de extrañarte. En pocas palabras, yo aprendí a necesitarte. Eso cambió todo.

¿La necesidad se aprende? No lo sabía, pero en todo caso ha sido un dulce aprendizaje. ¿Quién lo duda?


12 de abril de 2015 a las 11:12

EN TU DIARIO
lindaestrella dijo:

Ese diario pudo llegar a las manos de su siempre amor... maravillosa historia. Me encanta leerte!!!

12 de abril de 2015 a las 02:11

EN TU DIARIO
espejo detualma dijo:

Lo leí Alvaro, y es lo mas emocionante que podrías haber escrito.
Tienes ese don de expresarte con tanta facilidad y con un vocabulario que todos podemos entender.
Un relato en poemas, que llega al alma.
Siempre es un honor leerte, poeta.
Abrazos y bendiciones.

ESPEJO.

11 de abril de 2015 a las 22:08



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