Las filosas guitarras del DF
no alcanzan a cortar el hilo
que trae tu recuerdo en olas
pero yo prefiero pensar en una historia
con doble final
(los caminos se bifurcan en cualquier jardín
sea propio o ajeno)
elegir entre las tibias humedades nocturnas
o el rocío insano de la mañana
imaginar la melodía que refleje estos fragmentos
es un magnífico ejercicio para los sentidos
y la luz es tan delicada al llegar
con su ritmo de mareas
que hasta el eco de las guitarras
se desvanece en el aire.
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