Hemos hablado mucho, compatriotas,
¿porqué no nos callamos
para que la palabra se maduren
en medio del silencio
y se vuelvan arroz,
cajas de pino, escobas,
duraznos y manteles?
Hacemos mucho ruido
y repetimos la palabra muerte
hasta que la matamos.
Decimos mucho corazón
y gastamos el fruto más hermoso del pecho.
Lo que importa es el río,
no su nombre.
Lo que interesa es pan
y no discursos
sobre las propiedades de la harina.
El mar es bello porque es mar
y no porque lo cantan los poetas,
y existirían piñas
aunque no se llamaran como llaman.
Bajo la tierra crece la semilla
porque el surco no habla
ni le pone adjetivos a la espiga.
Un hombre que se calla largamente
se convierte en camino,
y si guarda silencio su mujer
puede volverse viaje.
Callémonos un rato,
al menos para ver qué le sucede
a la palabra uva.
Es posible que crezca y se derrame
hasta llenar el mundo de dulzura
y cascadas de vino.
Volver a Carlos Castro Saavedra
mejor callados. Y no hablemos de amores
Que no podremos hablar de la amante, sino del amor.
A cada cosa llanar por su nombre, dice Castro.
y si lo pntentamos , el mismo nos llamarà "Poetastro"
Rafael
Excelente poema, va para mis favoritos...
Un abrazo al autor y a todos vosotros.
Jauro.
Y las miradas dicen mas que las palabras. Cuantas palabra mal dichas propiciaron tragedias. Callemos y oremos con el pensamiento, para El y no para los demas.
gracias por esta bonita enseñanza
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