He cerrado mi balcón
porque no quiero oír el llanto
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento
y no se oye otra cosa que el llanto.
Volver a Federico García Lorca
no podemos escapar de la tristeza...
Que hermoso poema,va todo lo que escribe Federico es hermoso,me siento muy identificada con este.
tampoco es guau..digan la verdad..ai mejores
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