Para Manuel González Prada esta
emoción bravía y selecta, una de
las que, con más entusiasmo me
ha aplaudido el gran maestro.
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado...
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
Volver a César Vallejo
me hizo llorar este poema, sin duda es uno de los mejores, que diferente fue vallejo para su epoca........
definitivamente, nadie en su epoca entendia a vallejo...
Imperecedero, unico, genial, barbaro...¿Que mas?
para mi este es el mejor poema de vallejo y la anecdota de como lo recito en frente de gonzales prada es genial
cuando por vez primera leí los poemas de vallejo,lo hice con un diccionario al lado,con este poema no sera por que al retar a dios vallejo nos muestra claramente que lo cuestionó en su momento.
conoce nuestras limitaciones,
nos ama sin condiciones,
sus manos amorosas extiende...
Debes estar registrado para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.