Alcancé a ver mi reflejo
en un ojo de buey.
Desde entonces la mansedumbre
habitó mis ojos.
Pero el destierro
quisiera ser más potente
y en un trozo de vidrio
desea retenerme.
Por eso camino entre mansos sueños
mientras el espejo se ríe un poco
de los reflejos que alguna vez ha visto.
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