Estas ramas
son tus manos
acariciando el cielo
después de cada tormenta.
Y esos dedos son llamas
encendiendo una noche
en la penumbra blanca de tu ocaso.
Volver a Daniel Chirom
Estas ramas
son tus manos
acariciando el cielo
después de cada tormenta.
Y esos dedos son llamas
encendiendo una noche
en la penumbra blanca de tu ocaso.