De invierno

Evelio Pereira Salgado 7 del 2 de 2009 a las 10:21 Evelio Pereira Salgado.

Cuando leí ,este poema, me recordó a una ciudad que se llama Freiberg en Alemania, Sajonia , pues allí miré caer por primera vez en mi vida nieve.
Fue una experiencia muy fría, pero también amena y anema.
Por eso es, ese lugar es para mi inolvidable.
Pues ese fue mí invierno.
Y eso es lo bueno de la poesía, que te transporta a otros tiempos.

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Alfredo Daniel Lopez 8 del 11 de 2014 a las 23:55 Una forma diferente de escribir un soneto, los sonetos alejandrinos de 14 sílabas por verso, combinando una rima consonante con otra asonante así hasta el final. Para mi esta aclaración es importante ya que magnífica la figura del gran poeta, inspirador de otra diosa de la poesía como es Gabriela Mistral.
La complejidad del soneto no impidió ese despliegue de versos secuencialmente encadenados donde el poeta se deleita al compás del frio invierno de Paris, para demostrar en la pasividad de su vivir el gran amor que por Carolina siente.
No usa grandes metáforas, no nos sumerge en frases medio en cripta das, usa un lenguaje simple, fino y culto; que nos acerca a su esencia como ser humano.

Un beso y una flor.
Alfredo Daniel López.

gaspar jover polo 11 del 1 de 2017 a las 12:19
Una característica muy corriente de la literatura con mayúsculas es el trasfondo serio y el tono pesimista: los poemas de tema existencialista, de desamor, de injusticia social y un largo etc. de temas más bien tristes; pero también se puede escribir buena literatura optimista y con un final netamente feliz. El poema ?DE INVIERNO?, de RUBÉN DARÍO es un buen ejemplo de que la literatura no tiene que ser dramática para alcanzar la máxima calidad. ?De invierno? es un poema modernista, y el Modernismo es un movimiento literario que tiende a sublimar cualquier experiencia, aun las más simples y cotidianas, en busca de un ideal de perfección. Los modernistas odiaban el momento en que les tocaba vivir. Lo odiaban porque el mundo en que vivían fue uno de los momentos históricos de mayor desarrollo de la burguesía y de la mentalidad propia de esta clase. Sus valores dominantes, o los valores que los artistas de la vida bohemia veían en esta clase social, eran el dinero y el progreso material. Un mundo en el que, según ellos, dominaba el pensamiento práctico y la falta de sensibilidad artística. En consecuencia, los poemas del Modernismo tienden a enfrentarse con esa situación para ellos prosaica y carente de espíritu.

En ?De invierno? todos los objetos que aparecen en la descripción del cuarto de Carolina son lujosos, caros, pero también exquisitos; así como el ambiente que los envuelve y nos envuelve también a nosotros los lectores. El cuerpo de Carolina está envuelto en un abrigo de piel de marta; el gato es de angora y fino además; las jarras, de porcelana china; y el ambiente, cálido por culpa del fuego encendido. Una descripción irreal porque nada falta ni sobra en el conjunto, porque responde al ideal soñado de una vida más plena. Además el amante viene del frío de la calle, de la realidad común y corriente, y lleva como prenda distintiva un abrigo también común y corriente, un abrigo de color gris que contrasta de manera radical con el conjunto magnífico de la habitación. El abrigo simboliza al parecer el mundo de fuera, la realidad burguesa y prosaica que domina más allá, y, naturalmente, nada más entrar en la habitación de Carolina, el galán se despoja de esa prenda. A partir de este verso, el protagonista se integra con facilidad en el cálido ambiente, en una situación más agradable y más íntima cada vez. El rostro de Carolina se muestra ?rosado y halagüeño? para el poeta, y ella le mira con un ?mirar risueño? que le promete todo tipo de venturas. En el último verso parece que la situación se tuerce pues el poeta vuelve a referirse al mundo exterior, dice que afuera, en la calle, está nevando. Pero afortunadamente el poema termina en ascenso porque no se trata de una nieve cualquiera: la nieve que cae viene del cielo de París. Y París es la ciudad cosmopolita por excelencia, es la Meca del arte para los escritores que, como Rubén, han nacido al otro lado del oceáno.

Gaspar Jover Polo

Verso&prosa 22 del 1 de 2017 a las 02:30 bello

Alberto F. Alvarenga 13 del 2 de 2017 a las 03:14 Muy buen poema, de los que pocos se ven hoy en día.

beadac 26 del 4 de 2017 a las 19:29 Creo que es una faceta, de Rubén Darío de ser un hombre, mujeriego, porque podía serlo, y a lo mejor, el cargo de cónsul en París se lo propiciaba, lejos de Francisca Sánchez, "Paquita" su segunda mujer, que estaba teniendo un hijo en Madrid, y al estar embarazada, no podía viajar.