Acaso es tarde.
No importa ya
que con favor del diablo
coloque mis jazmines en la acera,
mi zapato de tierra
en la ventana,
y me quede
en cuclillas,
aguardando,
que alguien golpee de una vez mi puerta.
No importa ya
que con las gotas
de un día que en la fiesta fue lluvioso,
yo moje mis cabellos y mejillas,
y me quede sentada,
parpadeando,
sobre el sillón de mimbre, en la penumbra.
Acaso es tarde.
Acaso el tiempo
me llegó de golpe
por andarme de madre,
por andarme de hija,
y este fuego nocturno
que sube por mis huesos,
este aullido feroz
que levanta mi sangre,
ya no son señales
para llamar a nadie.
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¡Una maravilla tu poema Delfina! Gracias por compartirlo conmigo en esta página bellísima.
Te mando todo mi afecto desde Buenos Aires.
María Rosa León
Hola, Delfina: Nos conocimos en la vereda del diario ABC Color, en aquella alborada de la que pensábamos sería la feliz democracia en nuestro país. Tras esa preciosa primavera tomamos caminos diferentes y puse pies en Europa. Hoy, a casi 20 años, vuelvo a encontrarme contigo a través de esta herramienta virtual. Leí algunos de tus poemas que me inspiraron escribirte estas pocas líneas y desearte toda clase de éxitos en tus planes literarios. Madrid, 15 de noviembre de 2007.
Hola, me encanta leer tus poemas, tus versos literarios, son preciosas, llena de sentimiento, valor, amor... Éxito por siempre.
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