Diego de Torres Villarroel fue un hombre que cultivó un amplio rango de disciplinas, entre las que se encontraban la poesía y la medicina. Nació en Salamanca, España, en 1694 y falleció en la misma ciudad en 1770. Sus inquietudes intelectuales, que lo llevaron a obtener una beca para el estudio de lenguas extranjeras, contrastaban con su falta de responsabilidad y su constante implicación en actos vandálicos en su época de estudiante. Su padre era librero, hecho del que Diego supo beneficiarse inmensamente, ya que leía mucho y libremente, dejándose guiar por su gusto y su instinto; se interesó especialmente por las matemáticas y la astrología. Al finalizar sus estudios, se trasladó a Portugal, donde elevó al máximo la excentricidad de su vida; sus ocupaciones fueron desde el baile hasta la adivinación, y algunas de sus predicciones ayudaron a convertirlo en un personaje de cierta fama.
Su obra literaria es bastante amplia y variada, y en su época gozó de una buena respuesta por parte de los lectores. Destacan sus títulos "Los desdichados del mundo y la gloria", "El ermitaño y Torres", "Barca de Aqueronte" y "Anatomía de lo visible e invisible de ambas esferas". Específicamente de su poesía, han recibido especial atención sus sonetos "El presente siglo" y "Los ladrones más famosos no están en los caminos".