Después de romper el áspero
castrante
hostil
cerrojo de las ataduras
apuñalé al pecado
cayendo agónicas
mis trabas y mis culpas
Dejé de pedir permiso para vivir
Disponiendo conocerte
abrí tus brazos en cruz
-cristo de mis pasiones-
y hundí el sabor
de mi presencia
en tus pies
en tu cuello
en la blanca playa de tu espalda
Recorriéndote fui creciendo
hoja de tu rama
rama de tu árbol
árbol de tu bosque
hoja loca al vaivén
de tu tronco elocuente
Empinando a la fiebre
mi despertar
caminé y rodé en tus cumbres
y tu sexo brotó
dejando su vasta lluvia
en mi rezumante tierra nueva.
Volver a Dina Posada
esta muy bien espero que sigas asi felicidades
esta chido aunq no le entienda
Excelente obra de esta poetisa salvadoreña.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano.-
Me encantó!
Si dejaste de pedir permiso para vivir
y encontraste felicidad o vacío
fue tu libre decidir
el madero arde de amor y nos espera
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