Vivo en las paredes donde la muerte
tiene colgada su sombra.
Las ventanas cambian de hueco en mano.
De vez en cuando un cielo visita el cielo de mi cerebro,
debido a él los animales se hacen más pesados y caen.
Porque los sonidos fermentan la tempestad,
yo estudio los gestos de los otros,
su mal hábito de irse acabando por los pies,
e insectos cubren mi estrella de la frente.
Volver a Eduardo Anguita
es muy bueno
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