El es mi insomnio de silencio,
los ojos del león en la noche del desierto.
Tiene ruinas, rupias, monumentos.
Delirios amarillos.
Toneladas de agua en las entrañas.
Pura tierra huracanada.
Lienzos.
Tiene la mustia sensación de haber vivido,
de no vivir más, de haberse muerto.
De ser todos los muertos del camino.
Se pasea nocturno por mil tribulaciones.
Es el hombre
del miedo ancestral a los orígenes,
del miedo cerval a los recuerdos.
Soy de útero y memoria
su insomnio de silencio,
su alegría, su cruz,
su deleite, su desconcierto.
Insomnes estamos por perdernos.
Insomnes estamos por perdernos.
Entonces soy Sherezade
a quien sólo las palabras salvaron de la muerte.
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