Que otros canten las armas y a los héroes,
los abismos del ser
o la complejidad del universo.
Dejadme a mí que diga la gracia irrepetible
de esta tarde de abril, la efímera hermosura
de la luz, que es mi amiga y que plácidamente
acaricia el papel en el que escribo.
Volver a Eloy Sánchez Rosillo