Untaba pólvora
a sus labios
como manteca
a panes carnosos.
Sus besos
jamás pudieron
ser recordados
por sus víctimas
acribilladas.
Volver a Ernesto Aguirre
Untaba pólvora
a sus labios
como manteca
a panes carnosos.
Sus besos
jamás pudieron
ser recordados
por sus víctimas
acribilladas.