En estos surcos, leves todavía,
que desembocan en la comisura
fresca y rosada de los labios,
¡cuánta sombra ya se anuncia!,
¡cuánta tristeza que vendrá
con su peso a cavar surcos más hondos!
No serán tan amargos como éstos
que conservan la belleza inocente.
No serán tan tremendos como estos
pliegues ligeros, atreviéndose
a pintar amenazas sobre el lienzo,
que adivina impotente su futuro
en la crueldad leve de esos surcos,
en su inevitable atrevimiento.
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