Alcánzase el estado de ventura
cuando se cumple la elevada forma,
la cual ha de lucir, en su factura,
tal como el pensamiento que la informa.
Por ímpetus y llamas interiores,
se vuelve cuajo milagroso el brío
de los extracomunes cuidadores
del verbo, de inmancable poderío.
Y es por el pulcro y esencial secreto,
de la creación suprema que el vocablo
es, en silva, en romance o en soneto,
como el niño divino en el establo.
En los blancos pañales de la rima
se envuelve el nuevo y virginal poema;
y la expresión que en ritmos se arracima,
es flor y astro, manantial y gema.
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