Miro tus ojos cansados
tu faz que agostó la vida;
miro la nieve caída
en tus cabellos dorados.
Eres la misma que fuiste,
toda tú en manos y cara.
Antes Noemí y ahora Mara,
la misma, mucho más triste.
Te ves como en un espejo
en mi mirada cansada,
y piensas, sin decir nada,
que yo también estoy viejo.
Si no paz, y si no olvido,
espero algo, y tú también.
Estamos en un andén
después que el tren ha partido.
Volver a Ezequiel Martínez Estrada
los poemas deberían alegrar el alma, pero este es insípido, desabrido, desaliñado. emplea la musa en otras cosas.
esta bueno
mmmmm ta buenoi pero no m convence mucho..!!
esta de lujo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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