EL HOMBRE Y LA CULEBRA

Félix María de Samaniego

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A una Culebra que, de frío yerta,
en el suelo yacía medio muerta
un labrador cogió; mas fue tan bueno,
que incautamente la abrigó en su seno.
Apenas revivió, cuando la ingrata
a su gran bienhechor traidora mata.

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Comentarios2
  • Estefania

    este poema me a impresionado muxo y me a encantado es precioso
  •  
    Leonor Cuevas Martín Entre las personas también encontramos muchas con iguales comportamientos. No siempre la gratitud es el pago que damos por lo que recibimos de forma desinteresada.
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