Llegando a Pineda
del monte cansado,
serrana muy leda
vi en un verde prado.
Vila, acompañada
de muchos garzones,
en danza reglada
d′acordados sones.
Cualquier que la viera,
como yo, ¡cuitado!...
en gran dicha hobiera
el ser della amado.
Sola hermosura
tiene por arreo,
de gran apostura,
e muy grant asseo.
Cierto es que l′amara
car fuí demudado,
si non m′acordara
qu′era enamorado.
Volver a Francisco Bocanegra