Enferma de nostalgias, la ardiente cortesana,
al rojizo crepúsculo que incendia el aposento,
su anhelo lanza al aire, como un halcón hambriento,
tras la ideal paloma de una Thule lejana.
Sueña con las ergástulas de la Roma pagana;
cruzar desnuda el Coso, la cabellera al viento,
y embriagarse de amores en el Circo sangriento
con el vino purpúreo de la vendimia humana.
Sueña... Un león celoso veloz salta a la arena,
ensangrentando el oro de su rubia melena.
Abre las rojas fauces... A la bacante mira,
salta sobre sus pechos, a su cuerpo se abraza...
¡Y ella, mientras la fiera sus carnes despedaza,
los párpados entorna y sonriendo expira!
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