Llueve en este poema
Eduardo Carranza.
Llueve. La tarde es una
hoja de niebla. Llueve.
La tarde está mojada
de tu misma tristeza.
A veces viene el aire
con su canción. A veces
Siento el alma apretada
contra tu voz ausente.
Llueve. Y estoy pensando
en ti. Y estoy soñando.
Nadie vendrá esta tarde
a mi dolor cerrado.
Nadie. Solo tu ausencia
que me duele en las horas.
Mañana tu presencia regresará en la rosa.
Yo pienso -cae la lluvia-
nunca como las frutas.
Niña como las frutas,
grata como una fiesta
hoy esta atardeciendo
tu nombre en mi poema.
A veces viene el agua
a mirar la ventana
Y tú no estás
A veces te presiento cercana.
Humildemente vuelve
tu despedida triste.
Humildemente y todo
humilde: los jazmines
los rosales del huerto
y mi llanto en declive.
Oh, corazón ausente:
qué grande es ser humilde!
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