Porque los sueños mueren
nacen los suspiros
y viven en nosotros
minúsculos o inmensos,
pálidos o encendidos.
Sí.
Tú te irás.
Para entonces, tal vez ya habré partido.
Y cada cual caminará
-sin detenerse a investigar su origen-
con su dosis de amor y de suspiros.
Volver a Gladys Carmagnola