Qué aleluya volver de la ceniza,
reconstruirse y nacer de nueva cuenta,
volver los dos con unidad violenta
y retomar la vida con más prisa.
Ver nuestra primavera que improvisa
con flores y con tallos su herramienta
y sentir que la savia nos fermenta
y que ya somos miel, calor, sonrisa.
Después mirar el fin del alba roja
donde la nube danza el primer fruto,
ver al loco febrero que deshoja
a viento y sol voraz nuestro minuto
y sentir en la sien la azul congoja
que por morir la flor vamos de luto.
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