Declina el mes -se esfuma
hacia el río el vapor de la ciudad-.
Llega otro invierno pródigo en vituallas
-en los esqueletos de las balandras
penetra perfumada la corriente-.
Todas las cosas caen, se recogen,
se almacenan -ahora tengo otro nombre
que yo inclusive ignoro-.
Ninguna cosa muere
que en mí no viva.
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