Tengo el tiempo luctuoso
petrificado en las venas
en anaqueles
y fantoches
La orfebrería de sus continentes
renace y se va
en cada paso de día
que languidece
entre los árboles del cielo
Tengo el hambre de luz
grabado en la arcilla
y levanto los adoquines
para encontrar aunque sea
una burbuja milenaria de sustento
entre las piedras del camino
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