Elegiré una Piedra.
Y un Arbol.
Y una Nube.
Y gritaré tu nombre
hasta que el aire ciego que te lleva
me escuche.
(En voz baja.)
Golpearé la pequena ventana del rocío;
extenderé un cordaje de cáñamo y resinas;
levantaré tu lino marinero
hasta el Viento Primero de tu Signo,
para que el Mar te nombre.
(En voz baja.)
Te lloran: cuatro pájaros;
un agobio de niños y de títeres;
los jazmines nocturnos de un patio paraguayo.
Y una guitarra coplera.
(En voz baja.)
Te llaman:
todo lo que es humilde bajo el cielo;
la inocencia de un pedazo de pan;
el puñado de sal que se derrama
sobre el mantel de un pobre;
la mirada sumisa de un caballo,
y un perro abandonado.
Y una carta.
(En voz baja.)
Yo también te he llamado,
en mi noche de altura y de azahares.
(En voz baja.)
Sólo tu soledad de ahora y siempre
te llamará, en la noche y en el día.
En voz alta.
Volver a Herib Campos Cervera
en cada casa, en cada patio
en cada calle y en cada plaza
mientras más humildes ,más
claros y más sencillos, basta
que oigamos el canto de un pájaro,
la risa de un niño, el ladrido
amistoso de un perro o
la palabra cariñosa de los
abuelos.
en mi noche de altura y de azahares.
(En voz baja.)
Qué bueno es encontrar un poema de un gran poeta paraguayo en esta mi cada vez más querida página. Hérib Campos Cervera es un poeta que desarrolló su talento en el exilio, como muchos otros que tuvieron que salir del país como consecuencia de un régimen intolerante y despótico. Es un poema hermoso. Gracias por incluirlo aquí.
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