I
En el adentro de un corazón en jirones:
voces desgajadas
en el filo de la tragedia.
Cierro los ojos:
cuerpos, túneles en oscura sangre,
avispas,
cantos de palomas
como maldiciones,
conjuros.
Si el sol
por un instante
La casa es tumba vacía.
¿Quién viene a consolarme?
Escucho pasos,
pero las puertas
no se abren.
Soy una raíz.
Una raíz torcida
bajo el nido
de los coyotes.
Ayer dije:
río,
montaña,
cascabel.
La imaginación
no da
para tanto.
II
En la mesa del quirófano
soy el cuerpo
y las próximas 24 horas
No sentiré nada
acaso un cosquilleo
un ligero ardor
Cuando despierte
todo habrá pasado
dicen
Al fondo del sueño:
una casa vacía,
una montaña
¿Por cuánto tiempo más he de morirme?
¿Por cuánto
buscarán en mí
lo que no existe?
III
Estoy dispuesta
dispuesta
a dejarlo todo:
mis poemas,
mis libros,
la muñeca que soy
frente al espejo
del invierno.
No puedo más.
La soledad corroe,
su corriente, agua en brío.
Despertar es arder,
dentro de mí:
la mujer
de la flor y la manzana
: el látigo de su ausencia.
Algo andaba mal
desde entonces
el rumbo,
mi ascendencia
de hombres
y mujeres absortos.
[Mira: me quitaron los senos,
el vientre
del que ahora nacen ramas secas]
Contra el orgullo
estoy dispuesta.
Y que el amor
de una vez por todas
se quiebre como una nuez.