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Alberto Blanco




Los petirrojos

Con la puesta del sol los colorines cantaron:
de todos los puntos cardinales
convergieron los petirrojos en la almendra.

Paulatinamente llenaron con sus cuerpecitos
las ramas duras y secas del otoño.

Las jacarandas en tonos menores
y las nubes sonrojadas después del primer acorde
ensayaron el arte de la fuga.

Justo cuando el sol desapareció
los petirrojos ─al unísono─ de encendieron.

Imposible saber qué fue mas bello:
la intensa parvada y su acuerdo musical
o aquellos árboles prendidos en medio de la noche.