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Andre Cruchaga
Tiempo entero
existe un tiempo para edificar
y otro para la vida y la generación,
y otro para que el aire rompa el vidrio desportillado
y sacuda las tablas donde corretea el ratón de campo
y el roído tapiz que exhibe su callado lema.
T.S. Eliot
He visto lo que he vivido.
Sin límites.
El que cabalga:
Potro desbocado
En la lengua del mundo.
Tiempo vestido de carbón.
Azabache el futuro
Que se transparenta
En el escaparate de los meses.
Palabras volantes de hollín
Mas allá de los ríos que se
Avecinan
Más allá del niño que nace
Más allá del hombre
O la mujer que mueren.
Vivir vivir
Vivir vivir
Morir morir
Morir morir
Ojos fantasmas los ojos
Sombras ardiendo en la hoguera
Espejos llorando sus dudas
Y dientes masticando sus dientes
Sobre el insomnio
De la luna.
Tiempo entero. Rieles arrastrando
Sombras
Sueños
Zumos
Luces fatigadas
Pañuelos fríos azotados por el viento
Horas que no caben y corroen
En el hueco del cráneo
En la claridad que se desmiente
Con su oscuridad a cuestas.
Calla el tiempo. La espera
Se hace grande, oscura
A veces se nos revela como un alfiler
En los labios.
Arde el frío del vejamen
Sin cara
Sin paz
Sin sueños
Gime el tiempo, simplemente,
En nuestra muda desnudez:
En cada sorbo los huesos
Y el chaleco del humo
Que nos aspira lo humano
Septiembre 2 de 2003