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Esteban Charpentier
Amanecer
El mar se resiste a mis obstinados
intentos de comprenderlo
Alessandro Baricco
Hoy el mar amaneció en mi cuarto
y ésta no es una metáfora del vino.
Arremetió de bruces
con su galope de arena,
intentó pinceladas encendidas,
en unos barcos moribundos.
Me gritó a los ojos
con la fuerza de un ahogado inerme,
sediento de algas y de rocas blancas
en la costa de un vientre.
Ah mar..., devuélveme,
con espuma azul de ceremonias,
con mi canto imperfecto y tartamudo,
con la prisa de las mínimas acciones.
Devuélveme,
que las olas hoy sean tu palabra,
la estocada perdida y manifiesta,
la mirada sin raíces ni miedos.
Estás sobre mí,
ahora, me vas comiendo lentamente a sueños,
me dueles una y otra vez
con tus espinas de sal,
me amarro, me amarras.
Ah mar...
estoy contra la pared latiendo,
todo es tormenta, lamento antiguo, deseo,
y la luna dice que debes irte, mar irte,
entonces me zamarreas,
me envuelves en promesas de regresos,
augurios de vacío.
Ah mar...
esta noche he de convocarte,
desplegaré mis insignias de poeta,
izaré la bandera del desierto,
y esperaré hasta que salga el sol;
para entregarte de una vez y para siempre
los despojos baldíos de mi alma.