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Federico Hern�ndez Aguilar
Gotas
I
Para beber con saña en tu mirada,
bastar?con mirarte sin abismo:
mirarte de una vez, sin espejismo,
con la lágrima firme y habitada.
V
La vida es un conjunto de atisbos.
El hombre
es un destello en el acaso...
XII
He dejado dormidas
las metáforas oscuras...
No es ningún pecado
que me entiendan.
XIII
De tan remendada que tengo el alma,
hoy,
en la ducha,
tres mosquitos mostraron más
personalidad que yo.
XIV
¿Que me vaya?
¿Que te deje?
¿Y si empiezo a respetar el
calendario?
XVII
¿Mentiroso?
¿Cuántas verdades te he dicho
para que me llames mentiroso?
XXVII
Me pesan los dedos
sobre el teclado.
Hoy
no bailarán mis fuerzas.
XXXIII
El silencio es el hijo pródigo
de algunos poetas.
XXXIV
Anoche soñé
que podía inmortalizar mis gritos.
Me levant?gritando,
pero, al intentar escribir,
me faltaron tres condenadas vocales.
XLI
Has tenido entre tus labios
lo que yo sólo puedo tener entre mis
manos...
¿Negarás que conoces
los despertares de mi cuerpo?