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Juan Ega�a
Letanías enfermas
Alma romántica, alma inquieta ,
Deja tus sueños sin hilar;
Deja tus sueños... su silueta
Ya no da sueños que soñar.
Alma, despierta, y sé discreta
Y sé secreta en tu llorar...
Amor, que como en fatuo fuego
Me iluminaste el corazón
Y me llevaste como a un ciego
Por tus senderos de ilusión...
Único ideal... ¿por qué tan luego
Te fuiste de mi corazón...?
Heroica lágrima perlina
Que de dolor se consumió;
Suprema lágrima divina
Que iba a caer y no cayó;
Tú, que hubiste de deslizarte
Por mis tesoros de interior,
Tú, que has sabido deslizarte...
Engárzate en mi corazón.
Alma, despierta y sé secreta
Y se poeta en tu llorar
Porque tus sueños... su silueta
No irradia sueños que soñar...
Corazón, alma, llanto heroico
Que pudo caer y no cayó,
Formad vosotros el estoico,
El grande alcázar de mi yo.
Oculto dentro, en lo profundo,
Haremos vida sin igual:
Descubriremos otro mundo
Y otro motivo, y otro ideal.
Haré un altar de primaveras
muertas, y de desintención;
y entre cenizas de quimeras
pondré a dormir el corazón.