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Julio C�sar Aguilar
Nada, sino tu sombra...
Nada, sino tu sombra
galopando.
Va y viene a través de las cortinas
translúcidas del pensamiento.
Y la atrapo.
Y consagro
las palabras
al silencio de tus manos.
Ah, la fatiga.
Cavé una fosa, en vano,
para tu luz distante, imperecedera.
Mas nada. Nomás la sombra
de un fantasma.