www.Poemas-del-Alma.com


Luis Antonio Ch�vez



Ahora



                                        a Francisca Esther, mi esposa



Ahora
cuando la lluvia salpica los costados de mi patria
y el viento
trae en sus enaguas un dejo de tristeza camuflada
mi voz se desprende
buscando apaciguar estas ansias
porque una llama enhebra la ternura
que habita en mis ventrículos...

Ahora
mientras un torrencial cae sobre la vieja ciudad
cual borrasca que sabe a pesadumbre
quisiera
escaparme de este trabajo que me ata
romper los cristales que dividen nuestra sangre
porque anhelo
que se pierda la noche
que sabe a la melancolía que llevo dentro...

En esta noche... repito...
cuando la lluvia trae centellas
y el peligro acecha en las esquinas
de un barrio carcomido por la angustia
te recuerdo, como si fuese ayer,
y sin embargo,
sólo espero que el sol
me dé su última estocada...

Ahora, allá, abajo,
donde camina la ignominia en ancas de la parca
he deseado cantarle a la esperanza
pero sólo me brotan
más que dos verbos furtivos
pretendiendo entender la vida de los niños
que aprendieron a cantar
como la voz de los abuelos
con granos de maíz de raza...

Ahora llueve
sin embargo me pregunto
¿sabrás que este canto
es el pregón del futuro,
el verbo donde podré cantarle al amor
sin más grilletes que la quimera?...

Ahora
he de recordarte que una vez
supe del llanto de una cigarra
cuando el otoño acechaba e insistente
quise enarbolar
la frase más tierna que supo de la ausencia
mientras la lluvia
navegaba entre líquenes.

Llueve
y espero con paciencia
que la lluvia no borre tu imagen de mi pecho;
porque hay un verbo que, en silencio
ha iniciado su caminar
aunque teme a la verdad que impele en tu morada...

Ahora
cuando llueve a cantaradas
sobre una ciudad marchita
testiga muda de la muerte trajinando en sus costados
quizá descubras tu nombre en este verso
porque la aurora está desprotegida...


S.S. 24 de Nov. 98
Del libro Oda a la soledad