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Marisa Trejo Sirvent
Dame mi soledad
Quiero que me hagas el olvido
como antes me hacías el amor.
Vendrás.
No tengo ganas de arreglar el cuarto
donde descansaremos o haremos el amor
(según el ánimo, la luna llena
el tráfico con que te hayas enfrentado).
Debería hacerte de comer, lavar los trastes,
así como llevé tu traje a la tintorería.
Pero hoy no tengo ganas de hacer esas cosas,
de vivir el lugar común en que vegeto
junto con las vecinas de abajo y de arriba.
El viento de la tarde me recordó el mar,
después vino la lluvia y con ella los sueños.
Hoy quisiera acostarme sobre la arena húmeda;
navegar hasta que el cansancio nos deje a la deriva;
liberarme de las cuatro paredes de la rutina;
amanecer sin prisa, buscar leña
y hacer una fogata a la orilla de un río;
aprender los caminos de tus ojos
como si fueran los de un desconocido;
navegar o convertirme en espuma,
en alga, en estrella de mar, en erizo;
pero ya ves,
tu burocracia sólo me da la posibilidad del sueño
y aunque somos amantes, yo cada vez te siento
más esposo y menos compañero.
Biografía: conviérteme en mujer
-cuyas alas fueron diseminando
sueños a la vez que fracasos-
dame la clave del vuelo de una mariposa fugaz;
haz que vislumbre la esperanza
cuando me suba a los árboles a jugar;
libérame de las muñecas inertes
que estorbaron mi infancia.
Dame valor para cambiar.
Te juro que no voy a caerme,
te juro que no voy a llorar,
te juro que no me voy a sentir sola.
México D.F. 1979