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Marta Zabaleta
Pesadilla
Me despertó en la noche
tremenda pesadilla
qué es lo que tengo, me dije,
¿ya no le quiero?
Susurraba una lechuza
se columpiaba una rama
habían dos pescados
y una manzana.
La noche era callada
los pescados no hablaban
la noche era estrellada
eran las seis moradas.
Me despertó un susurro
de un paladar muy rosa
la piedra en el camino
el llanto en su garganta.
La noche era temprana
y me soplaba el alba
me di vuelta en la cama
y le encontré callado
Le besé con el alma
me miró con sonrojo
me dormí enamorada
y desperté galana.
Había en el estero
un pato, un aljibe,
una ventana entera
para saltar afuera.
Había en esas pampas
consuelo de otros cielos
y en mi corazón de niña
vivía una esperanza.
Tenía brío, tenía caballos
saltaba con las trenzas
al viento despeinadas
con mi oculta delicia entre las manos.
Bailábamos las lluvias
poemas recitábamos
revisábamos lindos
vivíamos la esperanza.
Las tardes eran densas
el porvenir patraña
los libros eran
caminos en el agua.
Las noches eran largas
siempre hechas de esperas
de cuentos disfrazados
de cristal y de cera.
Los días eran cortos
poblados de acechanzas
despedazando hadas
desangrando rosarios.
La vida era verde y rosa
con fuertes tintes naranjas
el lino batía las hojas
y el girasol giraba, giraba
Mientras bajo del árbol
en mi caballo alado
recogía de cuatro pétalos
el final de mi infancia.
Susurraban los pastos
los trinos se dormían
y a lo lejos se oía
a un tren que se marchaba.
La noche era silencio
los días estrellados
cuando mi vida aun
era una pagina en blanco.